Lao Tse

TAO TE KING




Traducido y comentado por Richard Wilhelm


Traducido del alemán por
Marie Wohlfeil y Manuel P. Esteban


EDITORIAL SIRIO
Málaga, 1978












Primera parte

EL SENTIDO

I


El sentido que puede expresarse
no es el SENTIDO eterno.
El nombre que puede pronunciarse
no es el nombre eterno.
El "No-ser" es el comienzo de Cielo y Tierra,
y el "Ser", la Madre de los seres individuales.
El camino del No-ser
lleva a contemplar la maravillosa esencia,
el del Ser,
a contemplar los espacios limitados.
Originalmente, los dos son uno,
su única diferencia radica en el nombre.
La unidad de ambos se denomina misterio.
El enigma más profundo del misterio
es la puerta por donde entran todas las maravillas.












II


Si todos reconocen lo bello como tal,
reconocen a la vez lo feo.
Si como tal reconocen lo bueno,
reconocen a la vez lo que no es bueno.
Porque Ser y No-Ser se generan mutuamente.
Difícil y fácil se completan entre sí.
Largo y corto se moldean mutuamente.
Entre sí se invierten alto y hondo.
Sonido y tono mutuamente se enlazan.
Antes y después se siguen entre sí.
El Sabio obra sin actuar.
Enseña sin hablar.
Todos los seres se presentan ante él,
y a ninguno se niega.
Crea, pero no posee.
Realiza, pero no retiene.
Cuando termina la obra,
no se aferra a ella.
Y precisamente por no aferrarse,
nada ni nadie le abandona.















IV




El SENTIDO siempre está fluyendo.
Pero cuando actúa, jamás se desborda.
Es un abismo, como el origen de las cosas.
Desenreda las confusiones.
Suaviza las aristas.
Modera el brillo.
Se une con el polvo.
Es profundo, y aun así, parece real.
No sé de quién es hijo.
Parece anterior a Dios.















VII



El Cielo es eterno y la Tierra, permanente.
SOn permanentes y eternos,
porque no viven para sí mismos.
Así, pueden vivir eternamente.
El Sabio, por lo mismo,
pospone su Yo,
y su Yo progresa.
Se desprende de su YO,
y su Yo se conserva.
Como no quiere nada personal,
su persona se realiza.
¿No es así?

















XI





Treinta rayos convergen en el buje:
es este vacío lo que permite al carro cumplir su función.
Los cazos están hechos de barro hueco:
gracias a esta nada, cumplen su función.
Puertas y ventanas se horadan para crear una alcoba,
pero el valor de la alcoba estriba en su vacuidad.
Así, lo que es, sirve para ser poseído,
y lo que no es, para cumplir una función.






























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